domingo, 22 de febrero de 2009

El deseo del deseo

El deseo se disuelve, también cambia, despojándose de toda realidad,

y arma nuevos complejos de pasiones, y crea sobre lo ya creado, sin detenerse jamás.

Da forma, solo ilusiones, pero mas vividas y corruptas que la realidad misma,

incluso un Dios no comprende nunca su estado, tan volátil y efímero,

pero tan suave y maligno, bondadoso al mismo tiempo, quizás no muy suave, lo habría olvidado ya.

Pero es por que crea, todo el tiempo ¿y que creación no es sino un recuerdo de lo infinito, dispuesto siempre, en un nuevo orden?

Deseoso de si mismo, nunca podrá amar. Su egoísmo absoluto lo hace un ser perfecto, que puede entenderse y conocerse desde siempre. Es casi un Dios, pero un Dios atrapado en si, desconocedor de la materia misma, del ser exterior. Un Dios que se sabe con tal perfección, que olvida a su padre y su madre, eligiendo ser huérfano, siendo entonces solo un deseo, sin poder ser cumplido.

El cumplido, en cambio, fallo eterno del deseo, arte olvidado, una obra que crece, jamás aceptada y por siempre errante.

Deberían unirse, y debería no haber moral que los separe, y así poder tenerse el uno con el otro. Todo perdería valor y tendría sentido, muriendo el deseo, y en su ausencia estando vivo.

1 comentario:

  1. A ver si revivis un poquito este blog. Una entrada y ya paso a los muertos digitales

    Y sublime el escrito :)

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